sábado, 28 de febrero de 2015

DIAS DE CASI ARCO IRIS

Está bueno darse cuenta que no sirve de nada ahogarse en un vaso de agua y, que a pesar de todo siempre hay una solución a las cosas.
No me retracto de todo lo dicho en el post anterior, pero sí lo pongo en tela de juicio. Todavía hay esperanzas de dedicarse a lo que a uno le gusta. Hoy no salió el sol del todo, pero sí asoma un lindo e incipiente arco iris. A llenarse de Buenas Energías que lo mejor está por venir.

miércoles, 25 de febrero de 2015

LA ERA DE LA ESCLAVITUD

A veces creo que la gente no es consciente de la necesidad de ponerle precios a las cosas. Soy periodista, como diría Gabo, el mejor oficio del mundo, pero no el mejor pagado. Además, soy técnica en Medios Audiovisuales y a veces produzco y edito audiovisuales, lógicamente.
Me pasé seis años de mi vida estudiando en la universidad. Tres de ellos realizando dos carreras y trabajando cinco para poder adquirir experiencia. Esos pocos pesos, fueron invertidos en cursos y capacitaciones. Entre ellas un posgrado.  En resumen, la gente debería entender que no cobro por lo que trabajo, sino por lo que sé, que el freelance también es trabajo y que lo barato no siempre es bueno.
Este año, me propuse que los empleadores no me boludeen más.  Me niego a desperdiciar mi talento en un negocio de mala muerte no relacionado con el periodismo y mucho más me niego a que me paguen limosnas como si fuera una alcancía en forma de chanchito al que le depositan lo que sobran para ahorrar.
El año, empezó dándole clases a una mujer que quería ser editora en igualdad de condiciones frente a mí, profesional universitaria. Todo, se terminó cuando le subí el precio de la clase en un treinta por ciento. Fin del negocio.
Luego, me "contrataron" en una imprenta como Comunity Mannager. El trato eran tres semanas a prueba trabajando por seis horas, seis días a la semana. Esas tres semanas sólo con el pago del transporte. El trato se terminó cuando, a los dos días no me pagaron el transporte y me llamaron a trabajar un feriado, sin paga. La esclavitud definitivamente ya terminó.
El colmo fue la llamada que recibí ayer por la mañana. Una señora quería que prepare a su hijo en las materias de letras para el ingreso al secundario. Antes de preguntarme aranceles, dirección y disponibilidad horaria me consultó sobre mi experiencia y me hizo cantarle mi currículum por teléfono con la simple justificación de que me escuchaba muy joven y dudaba de mi experiencia. Me dieron ganas de decirle que no sabía nada, y que, como me había ido mal con el puesto de venta de panchuques me puse a enseñar.
En resumen. Señor, señora, empleador: si usted desea trabajo bueno, de calidad y profesional no sea negrero y tacaño, pague lo que corresponde, si no conoce de esa área no opine sobre el trabajo del otro y si no quiere cumplir esas condiciones haga las cosas usted mismo, como le salgan.  Y para finalizar las cosas de onda tampoco existen, nosotros también pagamos impuestos, (Porque ustedes no nos ponen en blanco) obra social y comida.



sábado, 21 de febrero de 2015

¿TE ANALIZO?

Según mi mamá Dios nunca te abandona. Es decir que vendría a ser una especie de Rexona ( Me hace falta plata, no por nada meto el chivo). Hace un tiempo que deje de ser una católica clásica. Desde hace poco más de tres años cuando comencé a trabajar los fines de semana anule mis asistencias a misa, aunque si lo hago en ocasiones especiales, y me alejé de la iglesia porque convengamos que hay de todo en la viña del señor, incluso algunos peleles. Oro a mi manera, le hablo a Dios como si fuera un pierna más con el que vamos a tomar algún que otro porroncito, pero al fin y al cabo nos comunicamos. Gracias a mi madre me di cuenta de dos cosas: que nadie es mejor que ella para dar consejos y que los psicólogos le roban el trabajo a Dios.
Después de algunos sucesos en mi vida a finales del año pasado y por la insistencia de la gente que me quiere, decidí aceptar, por primera vez en mi vida,  la consulta con un psicólogo y resolver mis problemas. En resumen: NOQUIEROVOLVERNUNCAMAS. En esa única experiencia fatídica llegue a la conclusión de que si tenés amigos y gente que te banca no necesitas ir al psicólogo. A menos, que la vida te golpee demasiado fuerte.  Tal vez me equivoque.
La sujeta en cuestión se asemejaba a uno de esos duendes que ponen en la puerta de los negocios que venden sahumerios para atraer clientes. Sandalias que parecían zapatos de cuero de camello por la hediondez, pollera caribeña (por estas alturas dudo si no era un pareo reciclado), camisa guayabera y el pelo de un rojo furioso color ciruela - como si hubiera metido el cabello adentro de un frasco de ciruelas en almibbar-. Daba miedo. Por momentos, pensé que era ella la que necesitaba ser analizada.
Le comenté de la falta de trabajo, una de las principales causas de mi problema de ansiedad. Pero la tipa, después de preguntarme hasta el color de medias que tenía puestas, me mandó a trabajar en un call center.
No tengo nada en contra de los pobres explotados que trabajan en el call center, es más, los compadezco,  pero juro que me indignó más eso que el diagnóstico de retrasada que me dio ¿Cómo osa esconder la calidad de mi pluma y mis muchos años de trasero roto de tanto estudiar detrás de una computadora? Es más, sucedió algo peor: me acusó de haber estudiado algo que no me hace feliz.  ¿Si no fuera feliz escribiría todo el día? ¿Si no estaría contenta iría a meterme en medio de los conflictos para que me alcance un proyectil con peligro de muerte? Creo, que la tipa debería replantear su terapia.
En fin, anoche volví con el problemita de ansiedad porque ningún diario quiere llamarme, pero lo hablé con Dios y me fue mejor que con la psicóloga.

sábado, 14 de febrero de 2015

HAZ LIMONADA, SIEMPRE


La buena suerte no es una de mis mejores compañías  y tal como dicen "Si la vida te da limones, haz limonada". Pero yo, que tengo una larga lista de sucesos y momentos de mala suerte, he hecho tanta limonada que podría industrializar la cuestión y poner una empresa como Minerva o Citric. 
Soy Kitch, sí, pero todo tiene una razón de ser. Es que en búsqueda del azar favorecedor compro todo tipo de deidades y mitologías para la buena suerte. Desde duendes distribuidos por todo el hogar hasta un buda de escritorio al que le tiro moneditas de $0,10 que me van quedando de vuelto - no soy pobre, soy paupérrima-, no sin pasar por el gato chino de la suerte que agita la mano con fervor. Los tengo en dorado y plateado. Uno sano y uno roto que ya no saluda, pero del que no quiero deshacerme por miedo a que sea yeta. 
Cintita roja contra la envidia, talismanes para el mal de ojo, sobrecito de azúcar en la cartera y una licenciatura en el arte de pintar mandalas son algunas de las chucherías que completan este ejemplar que aquí suscribe. 
Hoy estoy esperando que las buenas energías se apiaden de mí y que por una vez en la vida no reciba la meada de un elefante, sino una materia fecal de paloma, que según dicen trae buena suerte. En el día de la fecha ansío y ruego que por una vez no me aplaste el meteorito y en cambio caiga una lluvia de estrellas fugaces para cumplir mi deseo. 
Sólo por hoy  oren en quien crean: Dios, Alá, Buda, Confucio o porque no en el Universo (Como Nancy, la gordis tierna de Perdidos en la Tribu), a ver si así las buenas ondas  se apiadan de mi ser.