jueves, 25 de junio de 2015

CUANDO DON DIEGO VIO EL VERDADERO ROSTRO DE DIOS

¿Qué se sentirá ser el padre de Dios? pues nadie lo sabe. El Dios de arriba no tiene padre, pero el de la tierra si, y hoy se fue de viaje para siempre.
Ese hombre de ojos achinados y cabeza blanca fue el responsable, hace más de 50 años, de traer al mundo al mesías de la número cinco. Sabe el mundo lo que habrá pasado por la cabeza de aquel padre que peleaba el mango cada día en la villa, cuando tuvo entre sus brazos a ese morochito de rulos pequeños, solo el corazón de padre sabe las puntadas que habrá sufrido cuando al Diego las enfermera lo llevaba de la mano, cuando le cortaron las piernas.
Sin dudas, gracias a él, el corazón de millones de argentinos se estremeció cuando la celeste y blanca flameaba detrás de la copa del mundo y las gargantas reventaron gritando un gol contra los ingleses que nos robaron las Malvinas.
Don Diego fue el hombre que no se olvidó de sus orígenes humildes en Villa Fiorito y el que abrió el corazón para cada uno de sus nietos sin importar quien era su madre.
Hoy el pueblo llora al progenitor de Dios, al responsable de tanta alegría, de tanta gloria y tanta tristeza. Gracias por tanto, perdón por tan poco.

martes, 23 de junio de 2015

ESO QUE LLAMAMOS SUERTE

A veces me pregunto que es la suerte, y últimamente, me hago la pregunta más seguido porque creo que la suerte que me tocaba armó las valijas y se fue de gira, o se vistió de payaso y se fue al circo o simplemente se hizo hippie y se dedica a viajar haciendo dedo, seguramente está conociendo más que yo.

Algunos dicen que la suerte es pisar caca de perro, pero sinceramente no les creo. Yo tengo un máster en pisar heces de can, las materias de la maestría incluían : El arte de pisar caca, estrenar los zapatos nuevos de gamuza, presentarse al nuevo jefe con los pies sucios y así, podría seguir por muchos caracteres más. Que te cague una paloma tampoco es suerte. Una vez una de esas aves populares de plaza, depositó sus desechos en mi espalda en medio de una celebración religiosa en un pueblito de Santa Fe y la mancha no salió nunca de mi campera favorita.
Y dicen que quien tiene suerte en el amor no la tiene en el juego. Pues debe ser que yo, soy afortunadamente feliz porque en los bingos parroquiales no me gano ni un pancho y una coca y ya me vendieron dos Telekinos que no pasaron los ocho números.

Mi gato chino de la suerte se rompió el brazo, me compre otro y se quedó sin pilas. Buda tiene más monedas que el banco central y yo creo que se las come, porque no se reproducen, además me faltan 3000 pesos mensuales para progresar en esta vida y no terminar viviendo en una choza de cartón ( de buena calidad) y arpillera, y comer de la caridad.

A mí no me jodan la suerte no es tener una familia,amigos que te quieran y amor. Suerte es ganarse el Telekino, el Quini o cualquier juego de azar, casarte con un tipo como Orlando Bloom que tenga plata y no te engañe, tener un auto de alta gama y una casa en el country, y porsupuesto, que la caca de perro no te quede en las ranuas de la suela.

jueves, 28 de mayo de 2015

VOLVER A LOS ORIGENES

No se si será haber visto tanto tiempo el programa de Mirtha Legrand o que el gatito ponja de la suerte realmente atrae lo deseado, lo cierto es que desde hace un mes y medio aprox me he desaparecido de la blogósfera. He dejado de ser una desempleada para tener un trabajo semi estable. Es cierto, no he dejado de ser pobre, teniendo en cuenta que la mitad de mi sueldo del primer mes se lo llevaron los impuestos que debo pagarle al estado, pero por lo menos ya no soy indigente.
Felizmente , atrás quedaron esos días en los que me rebuscaba la vida dándole clases a insoportables niños de primaria y aguantando a sus progenitores. Y digo semi estable, porque ser un freelance te asegura poder trabajar en bata, pero no así que te paguen.
Lo cierto es que en estas semanas entre recibida oficial, trabajo suficiente para poder llegar a fin de mes, me olvidé de escribir esas largas crónicas llenas de adjetivos, me olvidé de un cuento en el que me hacía la heredera de Cortázar y de salir a la calle para ver a la gente pasar.
Revolviendo entre las inservibles cosas de mis cajones, encontré un cuadernito, me lo traje hace más de dos años de un viaje al fin del mundo , literalmente, para regalar  y nunca se dio la ocasión. Primero le saque el envoltorio y lo guardé y hace unas pocas horas lo volví a ver y me inspiró para contar una historia especial como él, porque el destinatario del regalo ya no lo merece.

jueves, 2 de abril de 2015

PEDIR PERDON POR OLVIDAR

Miro la bandera de la Isla de Tierra de Fuego que tengo colgada en la ventana de mi habitación y siento que le falta algo. La insignia la encontré tirada en medio de la calle mientras caminaba en el verano por Río Grande. El viento, la había sacado de su mástil y estaba sola en medio de la calle.
Era el 14 de enero de 2015. Había viajado hasta la isla del Fin del Mundo con la intención de vacaciones, y de paso darle voz a los veteranos de Malvinas de esa parte del país. En los últimos días de diciembre había hablado con Carlos Llama, presidente del Centro de Ex combatientes de Malvinas y encargado del espacio Pensar Malvinas, porque en el sur a diferencia de este lado del mundo, se piensa Malvinas, se conmemora, se reflexiona, se hace el duelo por la pérdida de los héroes.
Lo que Carlos no supo era que ese 14 de enero nunca llegaría a Ushuaia porque un accidente automovilístico me había dejado varada en la frontera entre Chile y Argentina en medio de la Isla.  Despertarse en la frontera a las seis de la mañana, con los dolores del golpe. En pleno verano pero con un frío que cala hondo en los huesos a pesar de los múltiples abrigos, el viento que no da tregua, pero con la simple oración de dar gracias a que todavía sigo viva fue la sensación más extraña que me tocó vivir hasta ahora. Supongo que cada amanecer en Malvinas habrá sido algo así, o peor.
Cuando salí de la Isla y vi las pistas en medio de la ciudad, que eran aterrizajes de aviones de combate, no lo niego, se me puso la piel de gallina y me juré a mi  misma como persona y como comunicadora que estos hombres no se olviden.
Durante varios días me quedé con ese sabor amargo de no haber podido cumplir la misión. A fines de febrero se me encomendó la tarea de producir un programa de radio con la temática Malvinas. Había buscado gente en facebook que no me contestó, busqué teléfonos pero tampoco pasaba nada. Me sentí fracasada otra vez
Pocos días antes del programa, cruzando la Plaza Independencia, principal de Tucumán, vi un grupo de cincuentones que habían vallado media Plaza y ví la bandera que los identificaba. Sabía que era una especie de señal divina o algo parecido.
Me acerqué a un gordito que se dormía de sentado y tenía una remera que dejaba al descubierto su ombligo. Lo ví y pensé en mi papá que en el 82 estaba haciendo el servicio y tuvo la suerte de que no lo llevaran ¿Y si hoy estaba así?
Manuel Ogas aceptó la invitación al programa y quedamos en que lo llamaba para recordarle. Se olvidó, pero la conversación telefónica que tuvo al aire con las conductoras del programa me hizo un nudo en la garganta, cosa que, después de algunos pocos años de profesión, uno trata de evitar.
"Somos olvidados, yo soy un depresivo crónico, vivo empastillado. Por las noches me levanto y corro de esquina a esquina como si hiciera guardia. Muchos compañeros pechan el carrito para comer o buscan de la basura para darle de comer a sus hijos", cada palabra era como una daga que se iba clavando en el pecho de los que escuchábamos y llorábamos y sólo queríamos pedir perdón.
Después de casi cuarenta minutos de comunicación Manuel ahogado por las lágrimas cortó el teléfono diciendo "Vamos a seguir luchando hasta que Dios diga basta".
Eran changuitos, fueron obligados, no eligieron lo que los hicieron hacer. No olvidemos.
GRACIAS HÉROES

viernes, 20 de marzo de 2015

LA VIDA ES UNA RUEDA

Felizmente soy una pequeña bruja a la que no le falla la intuición. Tal como lo pronostiqué el año pasado, hay gente mala, pero sobre todo garca que cría pichones de eso mismo.  No vengo aquí a hacer un discurso resentido ni mucho menos, pues en el último tiempo también he comprendido que somos unos pequeños hamsters que deben correr en la rueda para salir de abajo y estar arriba y así sucesivamente.

Hoy es el gran día en el que  la pequeña rata (no tierno hamster, pequeña rata) hará su entrada triunfal a lo Susana Gimenez. Ojalá se ahogue mientas habla y se golpee el dedo chiquito del pie con  un mueble o no vea una puerta de vidrio y se golpee la cara, pero no, no soy rencorosa.


viernes, 13 de marzo de 2015

CUANDO YA NO TE INDIGNAS POR NADA

Ayer renuncié al laburo, al único estable que tenía. Renunciar es una forma de decir, al fin y al cabo ellos mismos indujeron mi renuncia y por lo que me pagaban al cabo que ni me importa.
Me preocupa que, los negocios educativos, ante la eventualidad, opten por material poco calificado para impartir conocimiento, me preocupa que las próximas generaciones de periodistas salgan vacíos de conocimiento académico. Me preocupa que la gente no compare currículum y se quede con la opción más barata, aunque ya era algo que me lo veía venir. Al fin y al cabo, siempre hay traidores y lobos vestidos de corderos.


sábado, 28 de febrero de 2015

DIAS DE CASI ARCO IRIS

Está bueno darse cuenta que no sirve de nada ahogarse en un vaso de agua y, que a pesar de todo siempre hay una solución a las cosas.
No me retracto de todo lo dicho en el post anterior, pero sí lo pongo en tela de juicio. Todavía hay esperanzas de dedicarse a lo que a uno le gusta. Hoy no salió el sol del todo, pero sí asoma un lindo e incipiente arco iris. A llenarse de Buenas Energías que lo mejor está por venir.

miércoles, 25 de febrero de 2015

LA ERA DE LA ESCLAVITUD

A veces creo que la gente no es consciente de la necesidad de ponerle precios a las cosas. Soy periodista, como diría Gabo, el mejor oficio del mundo, pero no el mejor pagado. Además, soy técnica en Medios Audiovisuales y a veces produzco y edito audiovisuales, lógicamente.
Me pasé seis años de mi vida estudiando en la universidad. Tres de ellos realizando dos carreras y trabajando cinco para poder adquirir experiencia. Esos pocos pesos, fueron invertidos en cursos y capacitaciones. Entre ellas un posgrado.  En resumen, la gente debería entender que no cobro por lo que trabajo, sino por lo que sé, que el freelance también es trabajo y que lo barato no siempre es bueno.
Este año, me propuse que los empleadores no me boludeen más.  Me niego a desperdiciar mi talento en un negocio de mala muerte no relacionado con el periodismo y mucho más me niego a que me paguen limosnas como si fuera una alcancía en forma de chanchito al que le depositan lo que sobran para ahorrar.
El año, empezó dándole clases a una mujer que quería ser editora en igualdad de condiciones frente a mí, profesional universitaria. Todo, se terminó cuando le subí el precio de la clase en un treinta por ciento. Fin del negocio.
Luego, me "contrataron" en una imprenta como Comunity Mannager. El trato eran tres semanas a prueba trabajando por seis horas, seis días a la semana. Esas tres semanas sólo con el pago del transporte. El trato se terminó cuando, a los dos días no me pagaron el transporte y me llamaron a trabajar un feriado, sin paga. La esclavitud definitivamente ya terminó.
El colmo fue la llamada que recibí ayer por la mañana. Una señora quería que prepare a su hijo en las materias de letras para el ingreso al secundario. Antes de preguntarme aranceles, dirección y disponibilidad horaria me consultó sobre mi experiencia y me hizo cantarle mi currículum por teléfono con la simple justificación de que me escuchaba muy joven y dudaba de mi experiencia. Me dieron ganas de decirle que no sabía nada, y que, como me había ido mal con el puesto de venta de panchuques me puse a enseñar.
En resumen. Señor, señora, empleador: si usted desea trabajo bueno, de calidad y profesional no sea negrero y tacaño, pague lo que corresponde, si no conoce de esa área no opine sobre el trabajo del otro y si no quiere cumplir esas condiciones haga las cosas usted mismo, como le salgan.  Y para finalizar las cosas de onda tampoco existen, nosotros también pagamos impuestos, (Porque ustedes no nos ponen en blanco) obra social y comida.



sábado, 21 de febrero de 2015

¿TE ANALIZO?

Según mi mamá Dios nunca te abandona. Es decir que vendría a ser una especie de Rexona ( Me hace falta plata, no por nada meto el chivo). Hace un tiempo que deje de ser una católica clásica. Desde hace poco más de tres años cuando comencé a trabajar los fines de semana anule mis asistencias a misa, aunque si lo hago en ocasiones especiales, y me alejé de la iglesia porque convengamos que hay de todo en la viña del señor, incluso algunos peleles. Oro a mi manera, le hablo a Dios como si fuera un pierna más con el que vamos a tomar algún que otro porroncito, pero al fin y al cabo nos comunicamos. Gracias a mi madre me di cuenta de dos cosas: que nadie es mejor que ella para dar consejos y que los psicólogos le roban el trabajo a Dios.
Después de algunos sucesos en mi vida a finales del año pasado y por la insistencia de la gente que me quiere, decidí aceptar, por primera vez en mi vida,  la consulta con un psicólogo y resolver mis problemas. En resumen: NOQUIEROVOLVERNUNCAMAS. En esa única experiencia fatídica llegue a la conclusión de que si tenés amigos y gente que te banca no necesitas ir al psicólogo. A menos, que la vida te golpee demasiado fuerte.  Tal vez me equivoque.
La sujeta en cuestión se asemejaba a uno de esos duendes que ponen en la puerta de los negocios que venden sahumerios para atraer clientes. Sandalias que parecían zapatos de cuero de camello por la hediondez, pollera caribeña (por estas alturas dudo si no era un pareo reciclado), camisa guayabera y el pelo de un rojo furioso color ciruela - como si hubiera metido el cabello adentro de un frasco de ciruelas en almibbar-. Daba miedo. Por momentos, pensé que era ella la que necesitaba ser analizada.
Le comenté de la falta de trabajo, una de las principales causas de mi problema de ansiedad. Pero la tipa, después de preguntarme hasta el color de medias que tenía puestas, me mandó a trabajar en un call center.
No tengo nada en contra de los pobres explotados que trabajan en el call center, es más, los compadezco,  pero juro que me indignó más eso que el diagnóstico de retrasada que me dio ¿Cómo osa esconder la calidad de mi pluma y mis muchos años de trasero roto de tanto estudiar detrás de una computadora? Es más, sucedió algo peor: me acusó de haber estudiado algo que no me hace feliz.  ¿Si no fuera feliz escribiría todo el día? ¿Si no estaría contenta iría a meterme en medio de los conflictos para que me alcance un proyectil con peligro de muerte? Creo, que la tipa debería replantear su terapia.
En fin, anoche volví con el problemita de ansiedad porque ningún diario quiere llamarme, pero lo hablé con Dios y me fue mejor que con la psicóloga.

sábado, 14 de febrero de 2015

HAZ LIMONADA, SIEMPRE


La buena suerte no es una de mis mejores compañías  y tal como dicen "Si la vida te da limones, haz limonada". Pero yo, que tengo una larga lista de sucesos y momentos de mala suerte, he hecho tanta limonada que podría industrializar la cuestión y poner una empresa como Minerva o Citric. 
Soy Kitch, sí, pero todo tiene una razón de ser. Es que en búsqueda del azar favorecedor compro todo tipo de deidades y mitologías para la buena suerte. Desde duendes distribuidos por todo el hogar hasta un buda de escritorio al que le tiro moneditas de $0,10 que me van quedando de vuelto - no soy pobre, soy paupérrima-, no sin pasar por el gato chino de la suerte que agita la mano con fervor. Los tengo en dorado y plateado. Uno sano y uno roto que ya no saluda, pero del que no quiero deshacerme por miedo a que sea yeta. 
Cintita roja contra la envidia, talismanes para el mal de ojo, sobrecito de azúcar en la cartera y una licenciatura en el arte de pintar mandalas son algunas de las chucherías que completan este ejemplar que aquí suscribe. 
Hoy estoy esperando que las buenas energías se apiaden de mí y que por una vez en la vida no reciba la meada de un elefante, sino una materia fecal de paloma, que según dicen trae buena suerte. En el día de la fecha ansío y ruego que por una vez no me aplaste el meteorito y en cambio caiga una lluvia de estrellas fugaces para cumplir mi deseo. 
Sólo por hoy  oren en quien crean: Dios, Alá, Buda, Confucio o porque no en el Universo (Como Nancy, la gordis tierna de Perdidos en la Tribu), a ver si así las buenas ondas  se apiadan de mi ser.