jueves, 25 de junio de 2015

CUANDO DON DIEGO VIO EL VERDADERO ROSTRO DE DIOS

¿Qué se sentirá ser el padre de Dios? pues nadie lo sabe. El Dios de arriba no tiene padre, pero el de la tierra si, y hoy se fue de viaje para siempre.
Ese hombre de ojos achinados y cabeza blanca fue el responsable, hace más de 50 años, de traer al mundo al mesías de la número cinco. Sabe el mundo lo que habrá pasado por la cabeza de aquel padre que peleaba el mango cada día en la villa, cuando tuvo entre sus brazos a ese morochito de rulos pequeños, solo el corazón de padre sabe las puntadas que habrá sufrido cuando al Diego las enfermera lo llevaba de la mano, cuando le cortaron las piernas.
Sin dudas, gracias a él, el corazón de millones de argentinos se estremeció cuando la celeste y blanca flameaba detrás de la copa del mundo y las gargantas reventaron gritando un gol contra los ingleses que nos robaron las Malvinas.
Don Diego fue el hombre que no se olvidó de sus orígenes humildes en Villa Fiorito y el que abrió el corazón para cada uno de sus nietos sin importar quien era su madre.
Hoy el pueblo llora al progenitor de Dios, al responsable de tanta alegría, de tanta gloria y tanta tristeza. Gracias por tanto, perdón por tan poco.

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